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¿Quién puede purificar lo que está corrupto?
    Nadie, por cierto.
Es que la vida del ser humano tiene un límite
    y tú conoces su duración.
Eres tú quien fijaste ese límite
    y por eso no puede cambiarse.
Entonces aparta tu vista de él
    y déjalo que viva su vida hasta que termine,
    como termina un empleado su jornada de trabajo.

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